
El ‘stagiaire’ del Israel Premier Tech rompió todos los pronósticos para apuntarse una de las carreras más históricas del calendario ciclista. Es estadounidense y tiene 23 años.
Es lo bonito del deporte. Por más cuentas que eches y por más nombres que pongas en la baraja, el destino, a veces, te sorprende con quien menos te lo esperas. En ninguna quiniela de la París-Tours aparecía su nombre, pero Riley Sheehan (Israel Premier Tech) se coló en la fiesta para acabar reventándola.
El estadounidense, que tiene 23 años y que es stagiairedel equipo israelí, supo colarse en la fuga que se armó a algo menos de 30 kilómetros para el final de la cita francesa y después maniobró a la perfección por los tramos de tierra, los muros y por las emboscadas que preparó la organización.
El grupo de cabeza, con cinco componentes cuando fue cazado Lewis Askey (Groupama-FDJ), jamás contó con el beneplácito de un pelotón que creyó tener controlada la situación en todo momento. La distancia siempre oscilaba alrededor de los 20 o 30 segundos.
Parecían insuficientes para los aventureros, un quinteto formado por el mencionado Askey y su compañero Olivier Le Gac, el noruego Tobias Halland Johannessen (Uno-X), el francés Joris Delbove (St Michel-Mavic-Auber93) y el que acabaría llevándose el alegrón del día, el estadounidense Riley Sheehan. Sin embargo, aguantaron el pulso del pelotón con éxito para acabar resolviendo entre ellos quién subía a lo más alto del podio.
Y aprovechando su estatus de desconocido, Sheehan jugó a la perfección en el último kilómetro, aguantando atrás, en cuarto lugar y sólo dando la cara para adelantar a todos en el sprint y apuntarse una París-Tours que le puede valer una carrera como ciclista profesional. Es rápido y es listo.
